El consumo responsable es pieza clave dentro de la sostenibilidad humana en el planeta

El consumo responsable es pieza clave dentro de la sostenibilidad humana en el planeta
El consumo responsable por parte de empresas e individuos es clave para preservar la vida humana. Conoce acá cómo lograr este cambio.

Cada uno de los aspectos de la cotidianidad humana evoluciona constantemente en la actualidad, y esto también se refleja en la forma cómo las personas consumen bienes y servicios. La calidad, gustos, precios y preferencias se mantienen como elementos determinantes, pero a ellos se ha sumado la responsabilidad y ética que hay detrás de los mismos.

¿Qué es el Consumo Responsable?

El consumo responsable ya forma parte de la ecuación dentro de las decisiones que toman las personas, una tendencia que seguramente seguirá incrementándose año tras año. Este se puede definir como la actitud crítica y consciente por parte de clientes y usuarios al momento de adquirir bienes o servicios. Es decir, estar al tanto si dicho producto se elabora de manera sustentable, es reciclado, bajo en emisiones contaminantes, no se prueba en animales, proviene de energías limpias, cuenta con certificaciones verdes, por mencionar algunos de los aspectos que se pueden tomar en cuenta al evaluar el tema.

En la última década se han realizado múltiples estudios relacionados con los cambios en la actitud de los consumidores en favor del consumo de productos verdes. La conclusión que se ha derivado de la mayoría de ellos es que la actitud de las personas hacia lo que consideran consumo responsable está estrechamente vinculada a su interés por el medio ambiente, tema ampliamente debatido debido a los efectos que se perciben en el mundo por el cambio climático.

Es decir, el consumidor responsable es aquel que se guía por criterios sociales y medioambientales, analiza las políticas de sostenibilidad de las empresas, con el objetivo de tener un impacto positivo en el entorno para todos, garantizar un consumo que tenga el menor impacto con el ambiente para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente de las generaciones futuras.

Los datos respaldan las afirmaciones previas. En España, la información del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indica que entre el 2012 y el 2020 la demanda de productos ecológicos creció 154% en gasto; mientras que entre 2019 y 2020 lo hizo en 7%. Si bien la inflación dentro del grupo mencionado incide en que haya crecido el gasto, mayor peso tiene la intención de las personas por tener un consumo más responsable.

Por su parte, en Latinoamérica un estudio llevado a cabo por la plataforma de comercio electrónico Mercado Libre indica que entre 2020 y 2021 la compra de productos sustentables aumentó 46% en la región, siendo México el líder con un alza de 54%.

Características

Hay múltiples elementos que se encuentran dentro de lo que se puede considerar consumo responsable, y que de una forma u otra son cada vez más adoptados por elementos dentro de la sociedad.

  • En primer lugar, se trata de un hecho consciente, pues es premeditado y que responde a convicciones personales que no son afectadas por las convenciones sociales o las “presiones” de la publicidad.
  • Es crítico porque se pregunta por las condiciones sociales, económicas y ecológicas que están relacionadas con la producción y comercialización de los productos y servicios.
  • Es ético porque se basa en valores como la responsabilidad social, la austeridad como alternativa al despilfarro y al consumismo, o el respeto de los derechos de los productores y el entorno. En este punto cada vez toman más relevancia las diferentes acreditaciones que certifican que las empresas cumplen con determinados cánones éticos.
  • Es ecológico, al prevenir el derroche de los recursos naturales, pues la producción masiva degrada el medio ambiente.
  • Es saludable, pues el consumo responsable implícitamente fomenta un estilo de vida basado en hábitos alimenticios sanos y equilibrados, que a su vez provienen de la compra de productos respetuosos con el entorno. Alimentos orgánicos, cuyo impacto sobre el suelo y medio ambiente es reducido, productos veganos con lo cual se elimina la huella de carbono de la producción agropecuaria, son algunos ejemplos de cómo una alimentación saludable también incide en el bienestar del planeta.
  • Es sostenible, pues al reducir el consumo innecesario se puede mejorar la calidad de vida del planeta, se acerca al equilibrio medioambiental y por ende se generan menos residuos.
  • Es solidario con otros pueblos y con las generaciones futuras, puesto que se respetan los derechos de los distintos pueblos y se intenta preservar los derechos de quienes habitarán el planeta en el futuro.
  • Es socialmente justo, porque se basa en los principios de no discriminación y no explotación.
  • Tiene poder de transformación social, en vista de que las personas que practican el consumo responsable pueden, a través de actos cotidianos, contribuir a un cambio real dentro de la sociedad y hacia el medioambiente gracias a sus patrones de consumo. Además, la promoción social de estos patrones de consumo, se convierten en una herramienta poderosa de difusión de estos, lo cual a su vez deriva en que la transformación puede permear a más personas dentro del mismo entorno.
  • Es exigente, porque, aunque los poderes públicos son los que tienen la responsabilidad de dictar las normas para que la economía sea sostenible y las personas tengan acceso a productos que se puedan considerar socialmente responsables, las personas a título individual no sólo son las que optan por este tipo de consumo responsable, sino que tienen en sus manos la posibilidad de demandar a las autoridades.

Vida insostenible

De acuerdo con la Organización para la Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), de continuar el crecimiento poblacional del planeta al ritmo actual para el 2050 será necesario aumentar por lo menos en 50% la producción de alimentos para poder satisfacer las necesidades de la humanidad.

Si, además, se toma en cuenta que más de la mitad de los granos y cereales que se cultivan en la actualidad son para los diferentes tipos de producción pecuaria para la obtención de proteínas animales, el crecimiento de la producción de alimentos debería ser aún mayor para poder alimentar a las 9.600 millones de personas que se calculan en el planeta para mediados de siglo; escenario que a todas luces se ve muy complicado.

Cada día más personas son más conscientes de este escenario, además de tener presente las consecuencias sociales que el cambio climático está generando en el mundo.

Desperdicio de alimentos

En lo que respecta al consumo responsable de alimentos uno de los puntos más críticos es el desperdicio de estos, especialmente en los países desarrollados. Estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indican que un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se desperdician, o lo que es lo mismo 1.300 toneladas de comida cuyo valor supera los mil millones de dólares.

Este desperdicio se debe a una compra excesiva de productos que no se usan y terminan en el cesto de la basura, bien sea por parte de los comercios o consumidores finales; o porque de alguna forma u otra se dañan durante los procesos de transporte, o con métodos de recolección deficientes.

Ante este escenario, el Manual de Educación para un Consumo Sostenible elaborado por la UNESCO sostiene que el consumo responsable pasa por comprar menos alimentos, y además hacerlo de la forma más solidaria y sostenible posible.

Esta política de sostenibilidad propuesta por la UNESCO sugiere consumir alimentos naturales que no estén procesados, o sólo mínimamente, que por lo cual serán más cercanos a su sabor original. Asimismo, plantea que el consumo se centre en los productos de temporada.

Uno de los objetivos de consumir productos no sólo tiene que ver con la frescura de estos, sino que se empareja con otro de los planteamientos en el Manual de la Unesco que es la procedencia de los alimentos. Si el producto proviene de un país lejano resulta menos sostenible por el costo logístico y ambiental que implica su traslado hasta su destino.

Es por ello por lo que la idea del consumo local no se remite únicamente a apoyar a los productores de la misma región o país en el que se habita, sino que también forma parte de políticas de sostenibilidad en términos medioambientales.

 Sistemas de transporte

Como parte de sus políticas de sostenibilidad muchas empresas han adoptado flotas de vehículos impulsados por energías limpias, es decir, no queman combustibles fósiles en el traslado de sus productos.

Pero las personas también pueden tener un impacto en cuanto al uso responsable de sistemas de transporte. Cada día son más las ciudades que habilitan espacios para ciclistas, o ciclovías, para que los ciudadanos puedan desplazarse por la ciudad sin la necesidad de contaminar.

En los casos de que los trayectos sean largos, el transporte público es una opción con menos impacto sobre el medio ambiente que el vehículo particular.

Cuidado de los recursos

Como se ha mencionado el consumo responsable forma parte de una actitud crítica y consciente que se hace sobre el uso de los recursos del planeta. Por ende, el cuidado que se tiene sobre el manejo del agua y la energía eléctrica también entra dentro de esta filosofía.

El uso bombillas ahorradoras de electricidad en los hogares, cambiar electrodomésticos antiguos por equipos nuevos y más eficientes, así como acciones muy simples como apagar la luz en habitaciones vacías son hábitos propios de un consumo responsable.

Desde el lado del turismo también se pueden aplicar políticas de sostenibilidad. En un principio con la conservación de los espacios visitados por parte de los viajeros, evitando que dichos lugares sean contaminados con basura o afectados sus atractivos naturales.

Un paso más allá es privilegiar el turismo ecológico. Este se trata de apoyar a la economía local del destino a través de alojamientos, posadas, restaurantes, que sean administrados por los habitantes del lugar que respeten e impulsen el medio ambiente, así como la cultura de la región.

Economía circular

Uno de los elementos que está más ligado al consumo responsable y políticas de sostenibilidad es la economía circular. Ésta se trata de un modelo de producción y consumo que consiste en adoptar procesos de elaboración y comercialización en los que el uso de las materias primas se conserva por el mayor tiempo posible.

Esto es posible debido a la reutilización, reciclaje, alquiler, reparación y/o renovación de materiales durante dicho proceso, mismos que una vez ingresan al círculo deben permanecer en el mismo por largo tiempo para de esa forma reducir al mínimo el impacto de la huella de la actividad económica sobre el medio ambiente.

Uno de los motivos para avanzar hacia una economía circular es el aumento de la demanda de materias primas y la escasez de recursos. Varias materias primas cruciales son finitas y, como la población mundial crece, la demanda también aumenta. Por lo que la adopción de una economía circular, desde el punto de vista empresarial, es una muestra de un consumo responsable.

Fomentar valores y cambio de mindset

Cada acción individual es un granito de arena, bien sea en un sentido positivo o negativo. Cuando se piensa en el cambio climático, el daño a la atmósfera, los efectos de la mano del hombre sobre el suelo o los mares, el pensamiento individual del colectivo se va hacia: ¿qué puedo hacer yo?

Un cambio en la mentalidad de las personas hacia un consumo más responsable comenzaría a tener un efecto positivo en dos sentidos. En primer lugar, porque se estaría dejando de lado el efecto nocivo del despilfarro o el consumismo sobre los recursos del planeta; mientras que desde el lado positivo se estarían promoviendo políticas de sostenibilidad que cambien la forma actual de consumir y producir y con ello evitar el desarrollo del planeta.

Asimismo, estos nuevos valores se pueden fomentar a través del apoyo a iniciativas de consumo sostenible cuyas causas sean compatibles con el interés de cada persona. Hay que tener en cuenta que el cambio del consumo masivo, que deje de lado las lógicas del comportamiento del mercado tradicional e impulse un modelo sostenible, necesariamente pasa por la adopción de nuevos hábitos para lo que se requiere tiempo y constancia. Sin embargo, el deterioro del medio ambiente sigue creciendo, por lo que el consumo responsable se convierte en una acción individual imperativa para acercarse a la sostenibilidad de la vida humana en el planeta.

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Comentarios (1)

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Angelica Salinas Flores

Enviado el

Que interesante publicación, el consumo responsable para una vida sostenible en el planeta inicia con uno mismo siendo respetuoso y considerado hacia los demás así como a las siguientes generaciones; no contaminando el planeta, reciclando los deshechos; consumiendo productos cuya elaboración hayan sido ecoamigables, fomentando así que las empresas instituyan este tipo de gestiones ambientales y energéticos; movilizarse en bicicleta o usar gas natural en el auto, para evitar emanar gases contaminantes al ambiente. Es importante fomentar una cultura de cuidado de nuestro planeta, para reducir los altos niveles de contaminación.

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