Las hierbas que él arrojó

Las hierbas que él arrojó
EL CREDA es el centro piloto de colaboración en el importante proyecto internacional REFRESH para la optimización del aprovechamiento de biorresiduos.

“Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que solo se sustentaba de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía, más pobre y triste que yo?; y cuando el rostro volvió halló la respuesta, viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó.”

Cuando Don Pedro Calderón de la Barca escribió este brillante poema incluyéndolo en su obra “La vida es sueño”, sabía muy bien que escribía sobre un problema endémico del carácter humano de consecuencias muy palpables en aquel tiempo casi mediado el siglo XVII.

Lo que no podía prever entonces, o quizás sí, pero albergase la esperanza de que la libertad humana para decidir, pregonada en su obra, pudiese, con el tiempo, cambiar las cosas, era que, en pleno siglo XXI, la gestión de los residuos de alimentos y su aprovechamiento continuase suponiendo un problema de tanta envergadura y que las desigualdades sociales hubiesen abierto los abismos diferenciales entre la sociedad, las poblaciones y los países y áreas geoeconómicas.

La gestión de los restos de alimentos hoy, no solo constituye un problema ambiental de gran magnitud, sino que se traduce en un problema ético y moral que parece seguir siendo inherente a ese carácter del ser humano casi más como una huella genética que como un defecto de voluntad.

Pero el hecho es que, a día de hoy, lo que se conoce como biorresiduos, que no es otra cosa en su mayoría que las sobras de los alimentos que se desperdician y desechan por una parte de la población mundial, podrían ser más que suficientes para alimentar a otra parte que se muere, literalmente, de hambre.

Los problemas de desnutrición de colectivos y poblaciones enteras, con especial arraigo y devastadores efectos en la población infantil, no se hallan ya tan lejos de nuestras fronteras como para no haber tenido que mirarlos cara a cara, anulando la posibilidad que existía hasta ahora de mirar para otro lado.

Ya no hay lados; y cerrar los ojos no parece una solución posible para seguir caminando sin que, finalmente, esa forma de caminar lleve a la humanidad a caer por un abismo de consecuencias fácilmente previsibles según los datos e indicadores.

Se han convertido grandes áreas de las ciudades en infinitos estercoleros donde los productos se pudren irremediablemente en una cadena sin fin y donde, en muchas poblaciones, los basureros se convierten en una especie de insana mina en la que niños y adultos tratan de buscar su supervivencia, donde los gases generados por su proceso de descomposición invaden la atmósfera y los nocivos purines se filtran en la tierra y se deslizan hacia los ríos y los mares.

Algunos datos de importancia

Para el año 2050 la producción mundial de alimentos tiene la necesidad de incrementarse en más de un 70 por ciento para tener capacidad de alimentar a una población que pasará de 7.000 a 9.000 millones de habitantes.

Y esto no es un rumor extendido por organizaciones humanitarias ni por cuatro defensores, exaltados y alarmistas, de los derechos humanos. Es una proyección y un hecho cuantificable y cuantificado por las Naciones Unidas, que se producirá de una forma matemática.

Por otro lado, otro dato que está constatado, esta vez por la Comisión Europea, es el de que cada año se desaprovechan más de 1.300 millones de toneladas métricas de alimentos en el mundo, o lo que es lo mismo, un tercio de la producción global de alimentos a nivel mundial.

Según el estudio “Perparatory Study on food waste across EU 27”, llevado a cabo por BIO Intelligence Service, para la Comisión Europea, 89 millones de toneladas de comida en buen estado se tiran a la basura, literalmente, cada año, solo en los países pertenecientes a la Unión Europea, a los que en España se contribuye con la nada despreciable cifra de 8 millones, casi un diez por ciento en un conjunto global de 28 países, 27 si excluimos Reino Unido.

¿Dónde se generan estos residuos?

Realmente se generan a lo largo de toda la cadena alimenticia, desde la producción agrícola en que se tiran cosechas enteras por las condiciones de mercados y a las que se deberían añadir, sin poder considerarlo residuo pero sí desperdicio, lo que se deja de producir, pudiendo hacerlo, pasando por las industrias de transformación, auténticas generadoras de basura, la distribución, con pérdidas generadas por falta de control en el manejo y en el consumidor final, desde los hogares a las grandes cadenas de comida rápida, pasando por comedores escolares, restaurantes, e instituciones.

En cifras orientativas

  • El 42% se estima proviene de los hogares, del cual el 60% sería evitable.
  • Un 39% de los procesos de fabricación, del cual la mayor parte se considera inevitable, aunque no reconvertible o tratable.
  • Un 5% de la distribución.
  • Y un 14f% de los servicios de restauración y catering.

Las causas pueden ser de lo más variado, pero suelen tener el denominador común de la indolencia, el egoísmo, la falta de responsabilidad, la ausencia de concienciación y los malos hábitos; los mismos motivos eternos que movían al sabio calderoniano y que, en su mayoría, son de difícil corrección por medios técnicos, científicos o económicos.

El Proyecto REFRESH

El proyecto de la Unión Europea Horizonte 2020 acomete el plan (REFRESH) “Resource Efficient Food and dRink for the Entire Supply cHain” con 26 socios integrantes de 12 países europeos y de China que se extenderá desde julio 2015 hasta junio 2019 y en el que trabajan conjuntamente en varias líneas enfocadas a mejorar esta situación.

Tres líneas de actuación

  • Por un lado, la reducción del desperdicio alimentario en la UE en todos los procesos de la cadena de alimentos.
  • Por otro, optimizar los costes de gestión de residuos y maximizar el valor del desperdicio alimentario inevitable
  • Por último, conseguir, así mismo, la optimización del tratamiento y reciclaje del material de embalaje de los productos alimentarios.

Tres vías para llevarlo a cabo

  • Establecer acuerdos estratégicos entre gobiernos, empresas y agentes locales en cuatro países piloto, España, Alemania, Hungría y Países Bajos.
  • Formular recomendaciones de política y apoyar la aplicación nacional de los marcos de política de tratamiento de residuos de alimentos.
  • Diseño y desarrollo de innovaciones tecnológicas que incidan en todos los procesos de la cadena de alimentos y, muy especialmente, en los que competen a la producción, transformación y distribución.

El Proyecto en España

Dentro de esta línea de actuación, el proyecto CREDA se materializa en España para perseguir estos objetivos.

El CREDA (Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario del IRTE de la UPC), desarrolla sus actividades dentro del Parque Mediterráneo de la Tecnología, en el municipio de Castelldefels, y sus actividades de investigación se centran en tres áreas:

  • Economía Agroalimentaria.
  • Sostenibilidad, desarrollo rural y cooperación.
  • Sistemas de información socioeconómica de sectores agroalimentarios

​La intención y objetivos de la fundación que gestiona este centro, tiene como meta el convertirse en un centro internacional de cooperación y referencia.

El CREDA, se constituye como el proyecto piloto en España para el estudio cualitativo de la percepción y la puesta en práctica y desarrollo de las acciones que se han expuesto dentro del plan general del programa REFRESH.

Su aportación estrella al proyecto, dentro de otra serie de actividades, es la creación de una plataforma formada por los actores clave intervinientes en el proceso de la cadena alimenticia con el objetivo de establecer un protocolo de actuación que pueda utilizarse a nivel europeo y del que se espera poder dar a conocer sus conclusiones finales en 2019.

Afortunadamente, la necesaria conciencia política en estas materias y su efecto impulsor en el desarrollo de soluciones en materia de prevención y gestión de residuos, para conseguir el mejor resultado ambiental global, parece estar tomando forma y aportando soluciones, prácticas y tangibles.

Dentro de la jerarquía de residuos es especialmente importante poner todo el énfasis y esfuerzo en el primer punto de reflexión en la materia que es, precisamente, el que todos estos programas se proponen como objetivo prioritario y que consiste en la prevención que engloba la combinación de toda una serie de medidas sobre los procesos, adoptadas en la fase de concepción y diseño, de producción, de distribución y de consumo de un producto con el objetivo de minimizar los siguientes aspectos:

  1. La cantidad de residuo a través de todo tipo de vías que abarcan, desde su reutilización al alejamiento temporal de su obsolescencia y desecho, alargando su vida útil.
  2. Los efectos nocivos para el Medio Ambiente y la salud humana de los residuos, incluyendo el ahorro en materiales y energía.
  3. El contenido de sustancias perjudiciales y nocivas

No queremos decir con esto que los otros puntos sean de menor relevancia pues todos han de cerrar un ciclo, pero comenzar por la cabeza de la pirámide y atacar directamente la fuente de generación de tanto derroche, no solo ha de ser el objetivo principal de todo proyecto, sino que facilita, por la propia disminución del volumen en la raíz, cualquier proceso subsiguiente, optimizando el rendimiento de todo el ciclo.

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